Chicago, EEUU, 1 de octubre de 2014.
Maestro Proloteo.
Tema: “Aprendiendo a enfrentar la violencia.”

Recibido por Valdir Soares.

Proloteo: “La violencia es uno de los problemas más comunes en vuestro mundo. Es el uso intencional o imprudente de la fuerza o del poder, que daña a un individuo, grupo o nación. Emplear la fuerza y el poder sin provocación o sin causar daño a los demás, sí es posible, útil y mucho más preferible. El uso de la fuerza ciertamente es un medio de supervivencia en el proceso evolutivo. En la naturaleza es puramente instintivo, pero en los seres humanos, tiene un propósito. El hombre primitivo utilizó la fuerza para sobrevivir, y lo mismo ocurre con el hombre moderno, para proveer alimentos, defenderse, reforzar la ley y penalizar la maldad. ¿Cómo deben lidiar con la violencia en la actualidad?

Aprendan a deplorar la violencia. Enfrentar la violencia, en vuestros días y era, exige tomar una postura radical en contra de esta. Es seguro ser radical en contra de la violencia, pues al deplorarla, también se comprometen ustedes mismos a nunca recurrir a ella –ni siquiera para combatir a la violencia en sí. En Urantia es casi imposible encontrar a alguien que no haya sido víctima de alguna clase de violencia. Sin embargo, no es necesario haber tenido una experiencia traumática violenta para saber que es un error. Deplórenla, si es posible, basándose exclusivamente en los principios. Al deplorar la violencia meramente desde un punto de vista de principios, nunca harán realidad el dicho de ‘violencia engendra violencia’.

Aprendan a prevenir la violencia. Lidiar con la violencia requiere de sabiduría y creatividad. Ni siquiera vuestros nobles ejemplos de resistencia pasiva son totalmente recomendables, pues en última instancia utilizan la contraparte de la violencia para alcanzar los objetivos deseados. Cuando se enfrenten a una posible violencia personal, huyan de ella lo más rápido posible. Cuando sean agredidos con medios violentos, no regresen la violencia. La mejor manera de combatir la violencia es desarmándola a través del razonamiento, del diálogo, y apelando a la justicia. Recuerden que dentro de cualquier ser humano normal tienen a un Asociado –el Espíritu de Dios– para convencer al agresor de no ejercer violencia contra ustedes. Sufrir una violencia no provocada es preferible a practicarla.

Aprendan a denunciar la violencia. Sin embargo, al hacerlo, tengan en cuenta que están enfrentando a una persona o a un sistema peligroso, inadaptado y malvado. Denunciar la violencia puede detenerla, e incluso crear conciencia de su naturaleza maligna y de sus medios nocivos, pero también podría generar una mayor violencia en contra de ustedes y de aquellos cercanos a ustedes. Es necesario denunciarla, pero debe hacerse con prudencia, para evitar más violencia. Denuncien la violencia por razones humanitarias, y no para obtener beneficios políticos o personales. Además, tengan cuidado con vuestras emociones. Las bravatas podrían cobrarles un precio inesperado que no estarían dispuestos a pagar alegremente.

“Por lo tanto, alumno mío, en este asunto recuerden que Dios nunca engendra violencia. La violencia es dañina, inhumana e injusta, y debe ser deplorada. Amar a vuestro prójimo les ayudará a aprender cómo desactivar la violencia en lugar de propagarla. Sean prudentes al oponerse a la violencia para no convertirse en otra víctima de esta. Denúncienla desde la postura más segura que conozcan, pues enfrentarla puede ser complicado. Es por ello que realmente necesitan la guía de vuestro Espíritu Interior. Esta lección es de parte de vuestro tutor en las Alturas, Proloteo. ¡Paz para todos!”

Traducido por Perla Téllez Garza.

© Grupo de Progreso 11:11.
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