Códigos de Nombres de los Intermedios – Parte Uno
Desde el Escritorio de George Barnard – 12 de Agosto, 2019.

En un buen número de ocasiones, cuando todavía era un niño, me encontré con los seres Intermedios. A mi modo de ver ellos eran solo gente común. Los Querubines eran simplemente los hijos de alguien, y una placentera compañía con la que estar.

De vuelta atrás alrededor de 1945.
Había un ‘Espíritu Guardián’ quien ocasionalmente se paraba diagonalmente frente a mí, ante nuestra mesa del comedor, justo entre mi madre y mi padre. Cualquiera que lo hubiera visto lo habría llamado un tanto ‘prepotente’ por pararse allí a la hora de la cena, pero nadie más podía verlo. Yo podía verlo, pero era sólo un niño y no me era permitido hablar durante las comidas. Dr. Mendoza, el visitante en cuestión, estaba en mi opinión, posiblemente inquiriendo sobre la opinión política de mi padre. Estaba vestido como la mayoría de los hombres de aquellos días, con un traje marrón. Marrón, el color de moda de un pueblo derrotado y cansado de la guerra.

Más adelante hacia la década de 1970.
Fue una época donde muchos jóvenes inmigrantes sudamericanos casados, comenzaron a arribar a Australia. Parecía como que ni las esposas ni los maridos pudieran manejar las nuevas libertades del continente sur. Por lo menos, así lo afirmó uno de sus mayores, un hombre argentino muy respetado llamado Angel. Yo había obtenido mi Licencia como Hipnoterapeuta Clínico, y un médico sudamericano me enviaba uno tras otro, sus pacientes, todos de un pequeño hospital local. Algo más… yo seguía escuchando el término “Emenohwait”.

Los pacientes de habla hispana continuaban llegando. Todos mencionaban al médico que recomendaba los servicios de George Barnard, y les habían dicho dónde se ubicaba la clínica del terapeuta. También, el viejo Angel tradujo una de mis inducciones hipnóticas básicas, del Inglés al Español fonético: ‘Sólo lee lo que dice en el papel y ya está’, dijo Angel. Funcionó muy bien. Los pacientes de habla hispana continuaban llegando, y yo seguía escuchando ese término: “Emenohwait”. Algunos pacientes eran casos desperados, supuestamente más allá de mi alcance. Llamé al hospital para decirle al doctor que yo estaba sobrepasado de pacientes.

“Nosotros no tenemos un médico de habla hispana acá, ni siquiera un doctor visitante de aquellas partes del mundo” me dijo la recepcionaista. “Sólo algunos pacientes de Sudamérica. Perdón, no puedo ayudarlo” Ella cortó. De repente escuché las palabras – “¡No en tu reino!” y yo repliqué “¡Danos una imagen de él entonces!”. Y allá estaba, en el corredor de un hospital, caminando casualmente hacia mí. Era un hombre pequeño, bien bronceado y de pelo oscuro, usando un traje marrón, corbata marrón, zapatos negros, camisa blanca y una bata blanca de médico desabotonada. Un estetoscopio colgaba alrededor de su cuello. ¡En verdad había un médico de habla hispana en ese hospital!.

“¡Danos su nombre entonces!” demandé con cierta molestia en mi voz. Una señal de calle me fue mostrada: VIA MENDOZA. “OK entonces, Dr. Mendoza. ¿Por qué te llevó tanto tiempo?” Algún tiempo después, finalmente decifré todos los códigos de los nombres de los seres Intermedios.

Traducido por Silvia Adriana Cohane.

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Todos somos uno en nuestra Raíz Espiritual de origen — ABC-22, 1972.

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