Milagros Bajo Presión 1.
Desde el Escritorio de George Barnard – 15 de abril, 2009.
Hay innumerables milagros que se hacen a través de simples mortales cuando se está bajo presión. Hay documentación de mujeres (a veces bastante débiles) que han levantado autos pesando miles de libras para liberar a sus maridos atrapados. Teoricamente, esas proezas de súper fuerza son vistas como algo imposible, incluso por aquellos levantando peligrosamente el vehículo. En mi propia mente yo distingo esos acontecimientos como ‘Milagros bajo Presión’.
Hace tiempo yo supe de la diferencia entre usar mi simple intuición y ser un espirista. La intuición – en su mayoría sobre el tratamiento ideal para los pacientes – me llegaba por medio de los sueños, con anticipación, desde mi propia mente al tener enfrente a mis clientes, o desde la voz gentil de un Intermedio que llenaba los vacíos en la necesitada reseña de personalidad.
Hubo otros tiempos, especialmente cuando enfrentaba a pacientes potencialmente suicidas y en la enorme presión de salvar esa vida me volvía espiritista. De alguna manera buscaba ayuda, creo, y por unos 10 o 20 minutos yo no tendría recuerdo alguno de ello. Solamente la apariencia radiante de mi paciente me decía que él o ella había escuchado lo que se necesitaba para tener fe total en el futuro. Me preguntaba, a veces por días, sobre lo que me habían hecho decirles a ellos.
Hace muchos años, uno de mis jovenzuelos que todavía no tenía ni dos años, se cortó completamente el dedo gordo de un pie al caerle algo filoso y pesado. Como un robot programado, levanté a la niña y la puse en el sofá. Levanté el pedazo que se había cortado del dedo, lo sumergí dentro de un vaso con solvente y lo puse nuevamente donde pertenecía. ¡Extranamente, se pegó, hasta el día de hoy!
Hasta después me di cuenta que había sumergido ese pedazo de su dedo el cual estaba expuesto el hueso, las venas rotas, los nervios aceverados y los dañados tejidos conjuntivos dentro de un solvente que estaba contaminado con aceite de máquina. No debería de haberlo aceptado, ¡pero lo hizo! Podría haber perdido toda sensación, su circulación de sangre. También debería de haberle dolido a la niña, pero ella sólo lloriqueaba un poco por miedo.
Quizás cuando la necesidad es grande, nos olvidamos que solamente somos humanos y el Fragmento del Creador en nosotros toma el control bajo tal presión… y produce un milagro.
Es garantizado de que todos nosotros tenemos esas habilidades de curar.
Y solamente es un pequeño pensamiento de George Barnard.
Traducido por Loyda Mira.
© Grupo de Progreso 11:11.
Has encendido una Luz y esa Luz se convertirá
en un Fuego Deslumbrante—ABC-22.