El Camino Summerland.
Desde el Escritorio de George Barnard – 16 de julio, 2009.
Haciendo reminiscencia de casi 65 años de estar recibiendo de corazón sugerencias de los Intermedios, lo que ocurrió (realmente, lo que desafortunadamente no ocurrió) en el Camino hacia Summerland en 1990 sobresale como quizás nuestro único gran y total fallo de comunicaciones entre especies en aquellos años.
Pienso que los efectos que sufrí después de haber recibido un severo ataque en la calle en 1987, causándome mucho daño en la médula espinal, fue la razón de sentirme tan fatigado, muy frecuentemente, tan confundido y de haber fallado en el significado real de los variados avisos que se me dieron.
Una tarde, dos hombres jóvenes en un viejo vehículo grande recogieron a una joven pareja en el Camino Summerland. A unas pocas millas el joven fue apuñalado de muerte, la joven fue secuestrada y aprisionada por el conductor y su compañero, y lo que le hicieron a ella no fue nada bueno. A continuación se encuentra una aproximación de lo que documenté a fines de 1992.
Una Vil Falla.
(Del el manuscrito que todavía está por publicarse, Por la Gracia del 11:11).
Al único hijo de Barnard le interesaba convertirse en un reparador de problemas en la industria. El daño causado a su padre en uno de esos proyectos de rescate en una compañía, no le atraía. El hijo decidió que sería un especialista de las artes marciales, al igual que un reparador de problemas. Parecía tener el talento para ambas cosas.
George Mathieu generalmente después de las horas de trabajo llevaba al joven al lugar del Karate y luego lo recogía.
Tarde por la noche ellos iban camino a casa cuando Barnard divisó lo que parecía ser una gigante fibra de telaraña extendida enfrente del camino al nivel del parabrisas. La vio demasiado tarde y condujo directamente a través de esta. Luego detuvo el carro.
“¿Viste eso, hijo?” preguntó él.
“Tenía mis ojos cerrados, papá. Estoy exhausto,” replicó el muchacho. “Estaba dormido, creo.”
“Había esta gran fibra aplastada de algo plateado a través del camino,” le dijo Barnard, “pero la araña que pudo haber tejido tal telaraña podría ser de unos diez pies de alto. La vi demasiado tarde, pasé y la rompí, creo. Me pregunto qué era realmente”.
Por un momento Barnard consideró investigar el extraño fenómeno. Luego decidió llevar a casa al muchacho. Realmente era muy tarde para que el niño todavía anduviera fuera.
Unos meses más tarde, la policía acordonó esa precisa área. El cuerpo de hombre joven había sido descubierto allí. Barnard no puso atención al aviso. El rastro del asesino estaba perdido, bien perdido. Si la alerta había llegado del Once-Once, su estudiante había tenido una vil falla aquella noche. La comunicación era casi inexistente durante ese período de cura por haber sido atacado y el extraño método que había sido aplicado – una gruesa fibra plateada – no había sido usado previamente. Aunque, Barnard podría haber ido fácilmente a investigar ese mismo lugar el día después de haber visto la fibra plateada. Fue una negligencia de él no haber hecho eso.
¿Eres tú un Sanador?
Lo Que Nos Depara el Futuro.
Hace algunos meses nos pidieron los Mentori que juntáramos un grupo de sanadores. Así lo hicimos y con la ayuda de los Mentori y los Intermedios, han ocurrido algunas curaciones extraordinarias. No se nos ha pedido ayudar ni por los Intermedios, ni por los Mentori, acerca de las personas desaparecidas. Sin embargo, entre los miles de suscritos en el 11:11 y los muchos lectores de nuestros sitios de Internet y las listas de seguimiento, ya estamos obligados a tener, a ser capaces de atraer o incluso entrenar, a todos los videntes remotos y zahoríes que necesitamos.
En este menesteroso mundo, tal trabajo detectivesco estaría en la arena del progreso y los Intermedios y los Mentori seguramente asistirían.
Y esto es solamente un pequeño pensamiento de George Barnard.
Traducido por Loyda Mira.
© Grupo de Progreso 11:11.
Has encendido una Luz y esa Luz se convertirá
en un Fuego Deslumbrante—ABC-22.