En Cada Corazón Individual

Querido mío, hay muchos corazones que sufren innecesariamente por acciones irreflexivas y comentarios groseros de otros.  La única defensa en contra de eso es cultivar el amor incondicional y rezar para que ellos puedan tender su perdón, para que no haya un daño prolongado al recibidor de tales comentarios o acciones.

Sé que este es un entrenamiento severo, pero se necesita entender que mientras mas considerado te vuelves, menos ofenderás a otros, y eso tiene que ver con la calidad de tu vida, la cual es de gran valor y muy preciosa ante los ojos de Dios.

Realmente Dios es el único que puede juzgar sobre las intenciones del corazón humano.  No caigas dentro de la trampa del ojo por ojo, ya que la miseria nunca se acaba cuando tomas represalias.

Verdaderamente deseamos proclamar la Paternidad de Dios y la hermandad de todos.  Eso comienza en cada corazón individual, porque después de todo, todos ustedes son hijos de Dios y Dios no segrega a las personas, incluyendo los géneros, ya que todos son hijos evolutivos de ese mismo Creador.  Tampoco importa qué nombre uses para llamar a Dios, porque eso solamente es asunto del que lo llama.

Las viejas leyes hechas por el hombre, las cuales aparentemente vinieron de los cielos, necesitan examinarse más de cerca en estos tiempos modernos.  La mente de la humanidad esta evolucionando a un mayor entendimiento y cualquiera de esas tales llamadas leyes sagradas, no es tan sagrada cuando persiste en mantener a las mujeres de forma servil al hombre.

Esa es una abominación al cariñoso corazón de Dios Padre y ya está sobre pasado el tiempo de buscar y ver donde las actitudes y opiniones personales hayan introducido lentamente de esos tales escritos llamados sagrados.

Todos esos libros sagrados no son muy sagrados en sus descripciones cuando la mitad de los hijos evolutivos de Dios son mirados como menos.  Grandes injusticias se les han hecho a las mujeres a través de los tiempos.

Dejen que el hombre y la mujer se pongan de lado a lado como iguales, ya que cada uno es el homólogo del otro y el uno al otro se merece respeto y apreciación.