Transmisión de Un Ajustador del Pensamiento – 26 de agosto, 2004.
Dejemos que esta lección de hoy, también sea sobre la espera. Tu conoces el dicho ‘la prisa es mala consejera.’ Y tantos planes humanos llegan a nada, porque ellos hacen su propia voluntad, porque el deseo por gratificación instantánea es todavía muy fuerte. Esa es una tendencia instintiva y animal que necesita ser dominada desde la niñez. Los responsables de la orientación de los niños tienen que ver que no todos los deseos sean otorgados. Esperar es un arte que debe de enseñarse y entenderse lo mas temprano que se pueda dando la razón de que toda vía no es el tiempo apropiado. Los niños son muy abiertos y razonables cuando se les dice y se les explica la verdad. Para los adultos, es extremadamente importante ser un ejemplo y una inspiración para los jóvenes, así que ellos tienen que ver que ellos mismos han dominado la virtud de la espera y no darse el gusto de la auto-gratificación, ya sea de comida, bebida o en comprar artículos.
Es señal de madurez y de auto-disciplina cuando uno puede esperar y si el desarrollo espiritual ha procedido sin disminución junto con el desarrollo mental y emocional, entonces el mortal también está aprendiendo ‘esperar sobre el Señor’. En otras palabras, él o ella ha aprendido a consultar la Voluntad del Padre. Muchos de los planes humanos desaparecen o se desvían por la gratificación instantánea y por la falta de esperar a que las agencias celestiales puedan poner en su lugar las circunstancias apropiadas para que el humano pueda actuar sobre su mas grande satisfacción y alegría del alma hasta la vejez, para así poder volver a ver hacia atrás y ver una vida bien vivida, durante los cuales los sistemas mentales, emocionales y espirituales fueron capaces de lograr un balance armonioso, el cual obviamente ayudará a la base sobre la cual fue construida la vida eterna.
Muchísimas personas piensan muy poco sobre lo que es el propósito de la vida. Frecuentemente ese pensamiento se contempla con, ‘comamos, bebamos y estemos contentos ya que mañana podríamos morir,’ Y así continúan viviendo, sin saber que tienen que enfrentarse y responderse a ellos mismos del por qué no dieron mejor uso a sus tiempos. El problema, visto desde un punto de vista celestial es que demasiados mortales todavía viven con temor y tienen miedo a despertar y volverse lo suficiente aventureros como para viajar dentro de las inexploradas regiones del espacio interior y estar mas presentes y centrados conscientemente y aprender a esperar a sus propias Voces Guiadoras. Eso es esperar en lo mas profundo de los sentidos y el reconocimiento con seguridad llegará a darle la mas grande de las alegrías y el privilegio de esperar en el Señor de sus seres – esa Chispa Divina de Dios.
“Dios está Siempre en mi Mente.”