Una Lección Sobre Promesas.
Transmisión de un Ajustador del Pensamiento – 29 de octubre, 2004.

Este es un tema que hará elevar tu interés, como no tienes idea de lo que está por venir, sin embargo sabes que es muy importante que una vez que una promesa se hace, se tiene que cumplir.  A través de cumplir las promesas desarrollas una fiabilidad, la cual en un instante, si la promesa no se ha hecho por cualquier razón, reduciría tu talla de ser una persona fiable a ser una persona veleidosa.  Por lo tanto, nunca hagas una promesa que de ninguna manera tienes intención de cumplir, de lo contrario te desprestigiarás.  Siempre es mejor disculparse y reconocer abiertamente diciendo, ‘lo siento, en este momento, no puedo hacerte esa promesa.’  Nunca dejes a nadie en la oscuridad del por qué no se pudo hacer una promesa, especialmente respecto a promesas hechas a niños.  Ellos tienen buena memoria y recordarán a una persona que no puede ser confiada.

Las verdaderas promesas que Dios hizo, a como lo dijo hace muchísimo tiempo a través de Sus profetas y visionarios, Él las cumple.  Dios te ha ordenado que te vuelvas perfecto así como Él es perfecto.  Ese mandato de hecho, es una promesa que se hará realidad en todos los humanos pensantes que practican la auto corrección y la autodisciplina en sus caminos a la auto maestría.  Todos tenemos un ejemplo excelente en el Hombre, Jesús, quien en realidad era y es el Amado Soberano del universo en que vives.  Él deseó experimentar la vida mortal – con la excepción del matrimonio – a como ustedes los humanos la viven, para así poder obtener un mayor entendimiento de sus pruebas y errores, y Él obtuvo ese entendimiento.  Tomó de un cáliz muy amargo, ya que su final es muy sabido en este planeta.  También vino a cumplir una promesa que Él hizo a Su Padre de los Cielos en el Paraíso, enseñar a todos y cada uno de una vez por todas a ser obediente a la voluntad del Padre a través del libre albedrío, así como está escrito en vuestros documentos, diciendo Él: ‘Que no se haga Mi voluntad, sino la Tuya.’

No se requería que Él terminara su vida de la forma en que la hizo, al mismo tiempo, el Padre permitió la libre voluntad de esos mortales, y por lo tanto el Padre no interfirió cuando clavaron a uno de Sus Hijos Creadores a un pedazo de madera.  En vez de eso, Jesús demostró al mundo, en Su muerte y resurrección, que uno siempre puede ser triunfante cuando se hace la voluntad de Dios, sin importar las circunstancias.  Él cumplió todas sus promesas hechas antes de venir aquí, incluyendo la de enseñar a la humanidad el amor incondicional que Dios tiene por toda Su creación.  Aprenderás a no hacer menos que eso en tu recorrido ascendiente hacia el Paraíso, ya que en algún lugar a lo largo del camino, aprenderás a rezar, ‘Padre, que no se haga mi voluntad sino la Tuya a través de mí.’  Esa es una promesa muy sagrada, la cual tiene valor solamente cuando viene de un corazón humilde, libre del miedo al infierno y la condenación, ya que esa promesa la haces por tu propia voluntad.

Siempre es la intención con que se hace una promesa la que tiene valor.  Una promesa, tal como hacer la voluntad de Dios, debe venir de un corazón alegre que ha aprendido a través de ensayos y errores que esta es la mejor manera.  Ahora, ¿Cómo sabría uno que está haciendo la voluntad de Dios?  Simple, muy simple.  Es la forma con mas amor en ello.  Siempre lo es.  El verdadero amor no conoce de motivos ocultos, porque sino se reduce a un interés personal, el cual no es amor nunca.  El amor necesita ser genuino y dado libremente sin pensarlo dos veces.  Eso verdaderamente es seguir los pasos del Cristo, cuando dijo, ‘Sígueme.’  Con esas palabras, te dejo para que medites en tu corazón sobre esas frases y para que en el Silencio de tu corazón pidas que se te infunda con ese amor puro para todos y cada uno que encuentres en tu camino, a través de esta vida terrenal.  Así entonces habrás luchado para una fundación sólida y fiable debido a las promesas cumplidas.

Traducido por Loyda Mira.
© Grupo de Progreso 11:11.
Has encendido una Luz y es Luz se convertirá
en un Fuego Deslumbrante—ABC-22.