Chicago, EU de A, 12 de Diciembre, 2013.
Maestro Proloteo.
Tema: “Madurez en la vida.”

Recibido por Valdir Soares.

Proloteo: “Un ser humano alcanza la madurez sexual – obtiene la capacidad de reproducirse – cuando llega la pubertad alrededor del 13º año de vida. Sin embargo, un niño o una niña de 13 años de edad claramente no es lo suficientemente maduro(a) en la vida. No están preparados para la vida. La experiencia es esencial para la madurez, y simplemente no pueden saltarla. O son maduros, o no lo son. Lamentablemente, algunas personas no buscan experiencias de vida que contribuyan a su madurez personal; así que sin importar la edad que tengan, nunca madurarán. La madurez, entonces, es un proceso en el cual deben coincidir varios factores. Algunos de ellos, sin embargo, son más esenciales para que alguien logre la madurez.

“El primer ‘ingrediente esencial’ para la madurez en la vida es la acumulación de experiencias fidedignas. Igualmente, hay experiencias que son totalmente inútiles. Por lo general, este tipo de experiencias son resultado de la búsqueda personal de placeres temporales, de impulsos animales, de la gratificación de deseos vanos, o de la realización egoísta de la voluntad. Las experiencias fidedignas son resultado de la búsqueda de un entendimiento superior de los valores y de la comprensión de significados más elevados. Las personas que buscan valores y significados no solo buscan conocimiento. Están buscando sabiduría. Las experiencias fidedignas pueden ser tanto eventos intensos como logros acumulativos que produzcan un balance en la experiencia para hacer frente a la vida y a sus vicisitudes.

“La madurez en la vida es el fruto de la unificación significativa de la personalidad. La personalidad es evidente en función de la voluntad. Está a cargo de la unificación existencial, ya sea que el individuo esté o no consciente de ello. Sin embargo, en su intento por unificar las decisiones, los factores que son naturalmente incompatibles pueden hacer que el individuo se desvíe psicológicamente y producir un carácter anormal, lo que puede favorecer la maldad y la malevolencia. La unificación de la personalidad que produce la madurez ética es aquella que, junto con el logro de valores y significados fidedignos, proporciona un balance a los factores físicos, emocionales e intelectuales residentes en un individuo en particular. La unificación significativa de la personalidad comienza cuando una persona decide sinceramente hacer la voluntad de Dios en su vida.

“Por último, la madurez llega a un ser humano cuando él o ella permiten que la primacía espiritual se haga cargo en todos los aspectos de la vida. Eso es lo que llamamos madurez espiritual, que no puede alcanzarse sin el equilibrio y la conciencia del individuo, así como del Espíritu Interior y del yo espiritual, el alma. El dominio espiritual ocurre cuando el alma, como receptáculo de todo el crecimiento espiritual, producida por la acción conjunta del Espíritu Interior y del yo individual, y por medio de la voluntad humana, finalmente gobierna todas las acciones de una persona con un propósito y significado espirituales. El dominio espiritual es la conciencia constante del valor espiritual de la vida en todos sus aspectos.

“Por lo tanto, alumno mío, vuestra madurez personal es un proceso multifacético que culmina en la madurez espiritual. Busquen las experiencias cuyo significado permanecerá con ustedes para toda la eternidad. Entre estas, sin duda, están las motivadas por el amor, la verdad y la belleza. La madurez espiritual no se obtiene de forma automática, sino que es personal y depende de cada decisión que tomen, reafirmando la prioridad espiritual en todo lo que hacen. Soy Proloteo, diciéndote a ti y a todos: Aspiren a lo mejor, y lo mejor estará cada vez más cerca de ustedes. ¡Paz!”

Traducido por Perla Téllez Garza.

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Todos somos uno en nuestra Raíz Espiritual de origen — ABC-22, 1972.

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