Desde el Escritorio de George Barnard,

Con solamente 45 pulgadas de precipitación anual, nuestra granja solía estar muy árida durante los meses calientes del verano, y la hierba se volvía frágil y crujiente al caminar en ella. De una manera rara, el dique más allá de nuestra casa nunca se secaba. En algún lugar, profundo bajo la superficie, agua continuaba filtrándose, aunque muy lentamente. Puede que hubiera otras corrientes subterráneas y mucho más grandes, nosotros consideramos.

El Viejo Giles.

Durante años yo había buscado por muchas corrientes subterráneas, cañerías de agua, petróleo, pepitas de oro y otras cosas, y si no en campo abierto, en mapas. Eso puede ser, a veces, igual de fácil. Lo que yo no confiaba era el hacer la búsqueda en mi propia propiedad, y un viejo granjero llamado Giles vino a hacer la búsqueda en nuestra pequeña granja. La mayoría cubierta con árboles de Eucalipto, había solamente aproximadamente 45 acres que tendría él que inspeccionar, porque la máquina excavadora apenas podría hacerlo en la parte forestada, y nosotros no queríamos deshacernos de ninguno de nuestros queridos árboles.

Giles estaba caminando alrededor con su convertida percha metálica de 15 centavos. Yo lo seguía con unas estacas de madera pintadas y un martillo. De repente, le dije “Ahora estás cerca, Giles.” Busca de donde proviene eso, pero a unos 10 pies más allá Giles encontró una corriente a más o menos unos 145 pies de profundidad que corría de oeste a este. Momentos más tarde el encontró una que corría de sur a norte a unos 180 pies de profundidad, y entonces marcamos el cruce preciso de las dos corrientes. Él preguntó sobre mi percibir del descubrimiento de hacía unos segundos antes, pero yo solamente reí y le dije “Salió del aire.”

¡Ese es el Indicador!

Solamente unas semanas mas tarde, la excavadora llegó. En nuestra clase de arenisca del país, 180 pies tomaría sólo de cuatro a cinco horas lo más. Dos de los hombres de un equipo de tres, independientemente inspeccionaron el trabajo de Giles y confirmaron que estaba marcado en el lugar exacto. Con la excavadora ya instalada y algunas horas de excavación se estaba llegando a la profundidad de los 145 pies, todo el equipo se quedó en silencio, oídos alertas para escuchar algún cambio de sonido en la máquina de excavar. El jefe de ellos mantuvo su mano en el eje de la excavadora, sintiendo las vibraciones. De pronto él subió su brazo, y dijo, “¡Te agarré!” Sin embargo, para mí, él había encontrado una losa de granito sólida.

La barrena daba vuelta y vuelta, y un lápiz pegado a la barra enseñaba que casi no se había avanzado. Repentinamente la barrena pasó por la dura cubierta y el jefe explicó, “Cada una de esas corrientes subterráneas tienen una dura capa encima. Cuando encuentras esas cubiertas, puedes estar casi seguro de que debajo de eso hay una corriente de agua. La capa es la indicadora.”

“Cuando encuentras agua,” le dije en un solo respiro, “Puedes estar seguro de que anteriormente encontraste arenisca cristalizada exactamente encima de ello. ¡Caen relámpagos! Y corre ya sea de norte a sur o de este a oeste en la profundidad. Las caídas de relámpagos adicionales extienden el canal hasta el océano, cualquier distancia, y allí tienen una corriente de agua subterránea que se forma debajo del suelo cristalizado, por supuesto, no por arriba.”

Todo el equipo de excavadores volvió a mirarme con sorpresa. “¡La mejor teoría que he escuchado!” comentó uno de ellos. “¡La única maldita teoría que hemos oído en todos nuestros años!” manifestó el jefe, pero todos sabíamos que esa respuesta simplista había “salido del aire.” Había llegado demasiado rápida para que fuera una teoría pensada detenidamente. Fue un regalo inesperado del 1,111.

Traducido por Loyda Mira.

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"Sous la Sauvegarde de Michael tout est possible."