Chicago, EU de A, 15 de Noviembre, 2012.
Intermedia Primaria Andrea.
Tema: “Asociaciones Humanas”.
Recibido por Valdir Soares.
Andrea: “Las asociaciones humanas son de dos tipos generales: las que están predeterminadas y las que son elegidas, es decir, libremente elegidas por ustedes durante toda vuestra vida. Se puede decir que algunas de las asociaciones predeterminadas son del tipo primario, como las originadas por la paternidad o la progenie; otras pueden considerarse como secundarias, ya que solo se relacionan con ustedes porque a su vez están relacionadas con las primarias. El propósito de esta lección es reflexionar sobre las llamadas ‘asociaciones elegidas’, ya que reflejan las elecciones individuales y las preferencias. Examinemos la naturaleza, la función y los beneficios de las asociaciones elegidas en las vidas de las personas.
“No obstante el hecho de que la cultura, el vestido, el estatus, la religión y la familia, además de las costumbres e instituciones humanas, tratan de regular las asociaciones humanas voluntarias, en esencia estas son elegidas, en su mayoría como resultado del ejercicio del libre albedrío. Aunque las condiciones del tiempo y el espacio juegan un papel en las asociaciones humanas, en cuanto a ofrecer la posibilidad de que sucedan, no son la causa de estas asociaciones. Incluso si dos personas regularmente comparten el espacio y el tiempo, tal vez no se asocien estrechamente, a pesar de ser contemporáneas. Tienen que existir ‘asuntos en común’ entre dos personas para que se conviertan en verdaderos socios.
“Hay asociaciones humanas sobre las cuales los individuos tienen poco o ningún control, como las que se originaron por el parentesco, cercanía geográfica, profesión u otras circunstancias fortuitas. Sin embargo, los seres personales son capaces de cultivar asociaciones que son totalmente independientes de tales factores tan lógicos. Los seres humanos deberían buscar asociaciones que beneficien a ambas partes, ya que el beneficio mutuo es la característica de una relación ideal. Las relaciones defectuosas son caracterizadas por funciones parasitarias, donde uno depende exclusivamente de otro. Restrinjan las relaciones en donde uno utilice al otro como un medio constante para lograr objetivos egoístas. No está mal asociarse con otras personas para satisfacer vuestras necesidades personales, pero las relaciones duraderas, fuertes y satisfactorias, provienen del desinteresado deseo para ayudar, en lugar de ser ayudado.
“La evolución permitió a los seres humanos establecer asociaciones de hombres y mujeres, en particular para asegurar la preservación de las especies y la continuidad, pero el género no regula otras asociaciones humanas, las cuales más bien son el resultado de las necesidades comunes e individuales entre las personas. La asociaciones elegidas, a pesar de los intentos de control social, inevitablemente contarán con todo tipo de relaciones entre los dos sexos, ya que la moral depende de la ética personal y del nivel de tolerancia de las distintas sociedades. Las diversas asociaciones de género, además de la heterosexual, son el resultado de algo diferente a los requerimientos reproductivos, entre estos por la singularidad de la propia personalidad, que simplemente puede elegir de manera diferente a la mayoría o a lo socialmente aceptable.
“Los seres humanos son libres de asociarse entre sí de cualquier forma que deseen, siempre y cuando el verdadero amor, el respeto y la responsabilidad sean recíprocos entre ellos. Las sociedades progresivas aceptarán cada vez más y en forma consistente, la diversidad de asociaciones entre sus miembros, ya que los individuos también son cada vez más iluminados espiritualmente. Hay una sabiduría divina en la diversidad del universo: estimula la apreciación de la belleza, el amor genuino, el respeto y la tolerancia entre los seres personales. Me alegro de poder asociarme con ustedes para traerles esta lección. Soy Andrea, vuestra amiga intermedia primaria. Amor para todos ustedes.”
Traducido por Perla Téllez Garza.
© Grupo de Progreso 11:11.
Todos somos uno en nuestra Raíz Espiritual de origen — ABC-22, 1972.