Chicago EU de A, 16 de Septiembre, 2012.
Maestro Proloteo.
Tema: “Una Lección Acerca de la Violencia”.
Recibido por Valdir Soares.
Proloteo: “¿Qué define a la violencia? La violencia es el empleo de la fuerza para provocar una injustificada restricción de la libre voluntad de una persona, o para causar daños en cualquier aspecto de la personalidad humana, ya sea en lo físico, lo intelectual o lo emocional. El mal es el origen de la violencia; trabaja para producir la mala intención del malhechor. El uso de la fuerza, y no su abuso, no es violencia cuando sirve a la bondad, a la justicia, y/o protege al orden social. El presunto malhechor debe ser restringido para que no produzca más violencia y para que sus acciones sean resueltas. Dios es justo, completamente capaz de ajustar con amor y misericordia a todo y a todos, a Su soberana voluntad; Él no tiene necesidad de recurrir a la violencia para lograr Sus propósitos. Incluso un rebelde voluntariamente reconocería Su perfecta justicia.
“La presencia de conflictos no siempre es un signo de violencia. La violencia presupone una mala intención, así como el desconocimiento y la falta de respeto por la vida y por su inherente dignidad. En los mundos evolutivos, el progreso viene por la lucha y el esfuerzo hacia la perfección, lo que supone una lucha necesaria con el estatus quo. En la naturaleza, el instinto de supervivencia de la especies enfrentará situaciones adversas para preservar poblaciones superiores. Los seres humanos, como resultado de la evolución y la gracia (siendo este último el don de la personalidad del Padre) poseen tanto el ciego instinto animal como la conciencia de una voluntad responsable. Hay un conflicto natural entre estas dos naturalezas; en Urantia, los seres humanos todavía están aprendiendo cómo vivir con su instinto animal de supervivencia sin recurrir a la violencia.
“La violencia a través de la agresión, el sometimiento, la esclavitud, el terrorismo y las guerras, ha sido el medio común para la resolución de conflictos en Urantia desde hace mucho tiempo, y lo es hasta el momento, sin que haya signos visibles de una búsqueda para encontrar mejores formas de hacerlo. La diseminación de la violencia en Urantia, especialmente a través de las guerras, es una señal de que sus habitantes siguen siendo primitivos social y culturalmente, a pesar del gran desarrollo tecnológico del siglo pasado. Se requiere una mejor educación y una espiritualidad elevada, junto con la Hermandad del Hombre consciente de la paternidad de Dios y del ministerio de los próximos Hijos del Paraíso, para que Urantia se convierta en un planeta iluminado, como debería ser. Una humanidad sin violencia parece una utopía, pero es justo lo que disfrutan los mundos largamente establecidos en Luz y Vida, y es la esperanza de planetas aún retrasados como el vuestro.
“La violencia en sí misma es totalmente improductiva de algo bueno. Además, es totalmente contradictoria cuando la violencia está asociada con la religión y se practica ‘en nombre de Dios’, como suele ser el caso en las religiones evolutivas. Dios o Sus fieles administradores en lo Alto nunca recurren o condonan a la violencia. La violencia puede ser vista como un subproducto de la evolución en los mundos del tiempo y del espacio, y puede contribuir a la supervivencia del más apto, pero siempre es una prueba de la incapacidad o la falta de voluntad de los seres humanos para resolver los conflictos de manera pacífica a través de la tolerancia, el perdón y el diálogo.
“Por lo tanto, alumnos míos, escuchen las palabras de vuestro Maestro cuando estuvo en Urantia: ‘Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios’. Benditos sean todos ustedes cuando frustren la violencia y trabajen por la paz. Este es Proloteo, vuestro maestro y tutor. Paz para todos.”
Traducido por Perla Téllez Garza.
© Grupo de Progreso 11:11.
Todos somos uno en nuestra Raíz Espiritual de origen — ABC-22, 1972.