Chicago, EEUU, 9 de enero de 2016.
Maestro: Proloteo.
Tema: “La importancia del cambio.”
Mensaje recibido por Valdir Soares.
Proloteo: “El cambio es el alma de la experiencia. El cambio no solo es una actividad; más bien, el cambio es una alteración del estado actual. Dios es activo, pero Él no cambia. Los seres finitos se caracterizan por sus cambios constantes. Los seres humanos necesitan del cambio para experimentar el crecimiento, pero el cambio también pueden traer retroceso. A su vez, el cambio puede traer desorden, caos y diversas situaciones no deseadas, cuando está motivado por una mala intención. Dios puede hacer cambios, traer a la existencia algo totalmente nuevo, simplemente por medio de Su voluntad –la creación. Los seres humanos solo pueden hacer cambios alterando algo que ya existe –Co-creación. Aprovechemos esta oportunidad para reflexionar acerca de la importancia de los cambios en las vidas humanas.
“Los cambios son necesarios para los seres humanos. Excepto para Dios mismo, los cambios son necesarios para todo lo demás. Nada se encuentra estático en todos los universos. Todo se encuentra en constante movimiento... actividad… cambiando. Hagan una pausa para considerar que incluso las criaturas perfectas de Dios –aquellas que están en el Paraíso y Havona– son susceptibles al cambio. No a cambios degradantes, sino a cambios que se superponen a sí mismos en su perfección.
“Los cambios son importantes para los seres finitos porque aportan experiencia, y la experiencia es el tejido de la existencia humana. Sin cambio no hay experiencia, sin experiencia no hay crecimiento, sin crecimiento, el mandato de Dios ‘Sean perfectos tal como Yo soy perfecto’, no puede ser logrado.
“¿Quién hace los cambios en los seres humanos? En primer lugar, la voluntad de Dios produce todos los cambios en los Universos. Así es porque Dios tiene un plan eterno e infinito para Su creación, y Su voluntad ejerce un poder de gravedad en la realidad que lleva a cabo Sus planes a través de las eras, sin fin. Pero ya que el plan eterno e infinito de Dios es la meta, y Su poder es el propulsor hacia este plan, las criaturas con voluntad participan con su voluntad y experiencia en el plan de Dios. De esta manera, tanto Dios como Sus criaturas promueven los cambios que cumplirán el plan de Dios en la eternidad. La actividad de Dios produce cambios primarios, y nosotros, Sus hijos, continuamos con estos cambios para consumar Sus planes totales.
“¿Cuál es la naturaleza del Cambio? El cambio nunca se detiene. Un final es contrario a la naturaleza del cambio. Por lo tanto, podemos decir que los cambios son infinitos como fenómeno, pero pueden ser temporales como evento. El cambio que trae a todo ser humano a la vida física en Urantia, es un cambio temporal que finaliza con la muerte, pero el cambio hecho por la mente humana y el Ajustador en la creación del alma morontial, es uno que se prolonga potencialmente durante toda la eternidad. Curiosamente, los cambios pueden tener consecuencias eternas; el cambio define a la experiencia, pero no define al ser. El cambio necesita de una estabilidad como contraparte. Los siempre cambiantes universos del tiempo y el espacio necesitan la estabilidad del Paraíso. Y la tan cambiante alma humana necesita una personalidad incambiable para manifestarse como ser.
“Por lo tanto, estudiante mío, no temas al cambio. Estás asociado con un inmutable representante de Dios –el Ajustador– quien junto con tu alma, te hace un ser siempre progresivo en el universo de universos. Incluso si ocasionalmente tienes una regresión, eres parte de la experiencia. Los cambios te llevarán a una perfección infinitamente mayor. Para los seres finitos, el cambio es una prueba de vida. El estancamiento es una señal de muerte. Nunca dejes de cambiar; nunca renuncies a la vida. Este es tu maestro y tutor en la Alturas, Proloteo, hablando acerca del cambio y con la esperanza de producir cambios –aquellos con propósito y dirección, para una mejor sintonía con la voluntad de Dios.”
Traducido por Perla Téllez Garza.
© Grupo de Progreso 11:11.
Mantén frente ti la meta de las edades — Maestro Proloteo.