San Carlos, Brasil, 20 de octubre, 2018.
Maestro: Proloteo.
Tema: “Los defectos humanos básicos.”
Mensaje recibido por Valdir Soares.
Proloteo: “Los seres humanos no son nacidos en el pecado – como proclaman algunos religiosos – ni pecadores innatos. Por otro lado, los seres humanos no son perfectos – ustedes son imperfectos – por lo tanto, son susceptibles de proyectar el mal y cometer pecados, pero solamente si así lo eligen, no de manera hereditaria. No hay un pecado original. Como los seres humanos son imperfectos, ellos viven vidas que son también imperfectas y demuestran defectos en grados variables de acuerdo a las elecciones específicas y las experiencias únicas de cada individuo. Estos defectos pueden ser debilidades, pecados, perversidad y maldad. Ellos son, en realidad, muy comunes en las vidas que no están todavía bajo el control del Espíritu Interno y fracasan al demostrar los frutos espirituales. Examinemos hoy esos defectos básicos y como superarlos en las experiencias de la vida.
1. Egoísmo – el defecto de centrarse en sí mismo.
“El egoísmo es más que un acto egoísta aislado, es en realidad, la expresión de la adopción de un estilo de vida en el que se ha decidido (de manera consciente o no) el ponerse a sí mismo en el centro, de primero y principal en todas las situaciones, sin preocuparse tan solo un poco acerca de Dios o de los demás. El egoísmo es un defecto de la personalidad porque falla en reconocer el atractivo espiritual del amor supremo a Dios y el deber moral de este amor en expansión para amar a los demás como te amas a ti mismo. El amarte a ti mismo no es errado; de hecho, es necesario, pero el estar obsesionado contigo mismo es perjudicial para ti y para el resto. Para superar el egoísmo, uno debe aprender a amar a Dios y al prójimo sinceramente, comenzando por practicar el perdón hacia uno mismo, como lo hace Dios. Él lo otorga todo de sí mismo para el beneficio de otros, reservándose solo aquello que es necesario para hacer posible la continuación de la distribución de Su amor. Como dijo vuestro Maestro Jesús, ‘el primero sirve a todos.’
2. Prejuicios – el defecto de la juzgar a los demás.
“El prejuicio es el hábito de juzgar a las personas o a las situaciones sin intentar conocer primero la realidad acerca de ellos. Este defecto revela dos aspectos: uno intelectual y uno moral. La falla intelectual consiste en la falta de evidencias reales, coherentes y relevantes para forjar una opinión acerca de personas o situaciones. El prejuicio es juzgar basándose en las apariencias o las ideas preconcebidas. Su debilidad moral está en la falta de consideración y comprensión de los factores mitigantes o por lo menos la admisión de tus propias opiniones antes de juzgar. El prejuicio es una herida auto infligida debido a la ‘ley de acción y reacción’ (el karma), como dijo Jesús de Nazaret, ‘con la vara que midas serás medido’. Solo pueden superar los prejuicios quienes reconocen sus propias debilidades y opiniones preconcebidas, admitiendo la posibilidad de estar equivocados o de ser insensibles.
3. Maldad – el defecto de albergar el mal.
“La maldad es proyectar el mal hacia los planes de Dios o Sus criaturas, no solamente la intención (el deseo de hacer el mal) sino también la substancia cuando el mal es realizado. La maldad hiere. Sin embargo, no hiere solamente a la persona o personas hacia quien se dirige la maldad, sino también a quien la practica. La víctima puede ser lastimada por la maldad de maneras físicas y emocionales, pero el malvado es afectado en un nivel más profundo y más importante: el nivel espiritual, porque proyectar o practicar la maldad degrada el ser. Para superar la maldad, se necesita ser sensibilizado moralmente, para desarrollar una consciencia ética que abra las puertas a la orientación del Espíritu Interior en la bondad, la verdad y la belleza. En otras palabras, como lo dijo vuestro Maestro, ‘arrepiéntanse de vuestros pecados y vuélvanse hacia Dios.’
“Por lo tanto, mi estudiante, la imperfección es una condición humana que, en conjunto con la personalidad y el ser, facilita la aparición de los defectos humanos. Estos pueden ser numerosos y variados, sin embargo, tres de ellos son básicos en el comportamiento humano: el egoísmo – el defecto de centrarse en sí mismo; los prejuicios – el defecto de juzgar a los demás; y la maldad – el defecto de albergar el mal. Estos son los defectos que degradan al ser humano de tal manera que impiden el crecimiento personal que promueve la fraternidad humana en Urantia. El Espíritu Interno juega un papel importante en guiar al individuo para superar estos defectos, pero las decisiones personales de todo corazón son necesarias. Hay cosas que Dios no puede hacer por ti, pero si lo deseas Él las puede hacer contigo. Yo Soy Proloteo, tu maestro y tutor en las alturas. ¡Paz a todos!”
Traducido por Nelson Navas.
© Grupo de Progreso 11:11.
Mantén frente a ti la meta de las edades — Maestro Proloteo.