Un Imbécil para el Castigo
Desde el escritorio de George Barnard – 8 y 10 de Enero, 2019.
Este escrito sigue a partir del 5 de Enero, del rollo ‘Solo Profesionales’. La dama presentada a Uds. como “X”, ha tenido un retroceso en su salud. Sus pulmones están llenos de agua, y aunque ella tiene oxígeno, tiene deficultades para respirar. Podríamos perderla. ¿Qué hacer? Ahh, parece que soy un imbécil para el castigo.
8 de Enero.
Podía verla en ese hospital, pero sentado por un tiempo en el alféizar de la ventana, y sopesando cuidadosamente mi bienvenida, o la falta de ella, ya que podría estar saliendo por la ventana, otra vez. Podría usar una chaqueta blanca y un estetoscopio colgando alrededor de mi cuello, igual que el Dr. Mendoza. Tan pronto como pensé en ésto, ahora lucía como si perteneciera a ese lugar. El Doc está realmente allá y le pregunto si me está permitido curar a la mujer. Él me dice: “Puedes hacer eso”.
Bueno, ya sé que puedo hacer éso, ¿pero ella me permitirá hacerlo? El Dr. Mendoza ya se ha ido, por lo que me acerco cautelosamente a la paciente y absorbo el sofocante, asfixiante líquido de su pulmón derecho, dos veces; luego dos veces más de su pulmón izquierdo. Ambos pulmones están en gran parte despejados, pero todavía queda un residuo.
10 de Enero.
Habiendo sido informado de que la paciente ha mejorado considerablemente, la reviso y encuentro que el residuo en sus pulmones es difícil de remojar en la esponja y enjuagarlo bajo el grifo. Es pegajoso, fibroso, pero sus pulmones ahora están limpios. No volveré a este hospital, pero antes de irme vuelvo con ella para revisar el trabajo de los cirujanos. Estoy impactado hasta los huesos con lo que veo, y bastante impactado de nuevo mientras escribo ésto.
Traducido por Silvia Adriana Cohane.
© Grupo de Progreso 11:11.
Todos somos uno en nuestra Raíz Espiritual de origen —
ABC-22, 1972.