Mattawan, Michigan USA, 29 de junio, 2020.
Maestro: Hijo Magisterial Monjoronson.
Asunto: “En el nombre de Mi Hermano.”
Mensaje recibido por Vicki Vanderheyden.
“En el nombre de mi hermano, el Creador de este universo particular, y del que muchos de ustedes se han originado, Yo vengo a compartir lo que solo Él, Jesús de Nazareth, conocido ampliamente como Cristo Miguel puede profesar. Que no habrá resolución hasta que a todos y cada uno de los residentes de este mundo les sea dada la oportunidad de asistir en el retorno – de este planeta, y sus habitantes – al lugar que les corresponde junto a nuestro Padre.
“Yo vengo como un hijo descendiente, un Hijo Magisterial, no solo para juzgar el estado actual de este reino, sino para derramar sobre sus habitantes, la misericordia que es requerida para que ustedes y los suyos avancen.
“Algunos verán mi llegada como un presagio, como algo para temer, y como un castigo por todos los actos vergonzosos que han ocurrido en este planeta. Entonces, permítanme recordarles una vez más, para qué estoy aquí realmente.
“Es a través del amor que prevalece en el universo en el que habitan, que doy un paso adelante para representar a todos aquellos que presencian vuestra lucha, y que ven dentro de vuestros corazones un deseo de traer a la Tierra, equidad, paz y felicidad.
“Es por causa de vuestra miseria, que les ofrezco la vista de otro lado de este yo que ustedes han creado. Porque el lado de vosotros que sufre solo reconoce la angustia que sienten. Y enterrada bajo ese miedo y frustración, enterrada bajo esa rabia y desesperación, está vuestra alma emergente que, junto a nuestro Padre, ustedes también han creado.
“Respiren con la memoria del mundo espiritual del que han venido y el mundo espiritual al cual retornarán. Habla de la pureza y de la compasión de la misma Fuente de la que fueron engendrados, y les recuerda quiénes son realmente. Sacudan la jaula en la que se han colocado ustedes mismos y abran la puerta al mundo más allá de vuestro sufrimiento.
“Estoy aquí como prueba tangible de que vuestros esfuerzos han sido notados. De que, en el medio de la confusión, ustedes estarán a la altura de este desafío y encontrarán la esperanza y la fe que los llevará. Y con esa esperanza y esa fe, ustedes una vez más volverán a detectar la siempre gentil presencia de Él, quien reside dentro de ustedes. Es Él quien convierte vuestras buenas obras, por más pequeñas o grandes que sean, en piezas eternas de vuestras almas eternas. Es Él quien sigue vuestra travesía, y Quien alivia vuestra miseria, mientras los guía suavemente a Casa.
“Entonces, les pido que dejen de lado las ominosas proclamaciones de aquellos que los han mal aconsejado. No habrá nadie viniendo del Padre o de Cristo Miguel, que les infunda miedo y venganza en ustedes. Los desafíos globales que enfrentan son solo las reverberaciones de un mundo que lucha por corregirse a sí mismo. Sepan que la marca suprema de justicia en el gran universo no refleja la necesidad de venganza o castigo que es comúnmente reconocida como justicia en este planeta. Yo no estoy acá para expresar la ira de Dios, porque no hay ninguna en Nuestro Padre ni en mi Hermano.
“Como su representante, Estoy aquí para decirles que un Padre Divino solo puede responder a Sus hijos a través del amor, la compasión y la misericordia. Que ni vuestro Padre Universal ni Cristo Miguel son la fuente, ni son la voz del miedo, la culpa, la ira o la venganza que ustedes sienten. Estoy aquí para mostrarles que hay formas más misericordiosas para corregir a los injustos y sanar a los heridos. Yo vengo a revelar que ustedes ya están en la presencia del Único que puede sanarlos. Y ese es mi objetivo, por mucho tiempo que me lleve, para ayudarlos a crear un mundo que represente la naturaleza compasiva de vuestro Creador.
“En el nombre de mi Hermano, Yo vengo en paz y amor para preparar este mundo para Su regreso y asistirlos a ustedes en la creación de una civilización que sea digna de Su llegada.”
Traducido por Silvia Adriana Cohane.
© Grupo de Progreso 11:11.
Les digo clara y llanamente que no hay oscuridad
que pueda soportar el foco de la Luz del Padre. — Monjoronson.