Oregón, USA, 31 de octubre, 2021.
Ajustador del Pensamiento.
Asunto: “Una Aclaración Muy Necesaria.”
Mensaje recibido por Anyas.
Ajustador del Pensamiento: “La fuerza vital que fluye a través de la Creación es un don divino – que todo lo anima. Uno puede rastrear su origen a la Primera Fuente y Centro, ubicado en el Paraíso. Como el agua pura que brota desde un manantial inagotable, hidrata todo a su paso. Los sucesos alucinantes, como los otorgamientos de vida y la personalidad, son legítimos Actos de Dios, no replicables por el hombre o cualquier otra criatura viviente.
En vuestro universo, el fenómeno de la procreación tiene lugar dentro de varios reinos que vieron la luz del día a través de los dedicados esfuerzos de los Portadores de Vida al paisajismo y poblar.
“[…]hay documentos de la creación de cien millones de Portadores de Vida […] clasificados en tres grandes divisiones: la primera división es la del más alto rango de Portadores de Vida; la segunda, es la de los asistentes, y la tercera la de los custodios. La primera división está subdividida en doce grupos de especialistas en las diversas formas de manifestación de la vida.” [LU, 36:1.2-3]
Como lo describe su título de ‘Portador’, esta orden de seres creados, trasplanta formas de vida de otros reinos, a planetas que exhiben un entorno favorable. “En la evolución posterior de las criaturas mortales los Hijos Portadores de Vida proveen el cuerpo físico, fabricado a partir del material organizado del reino existente, mientras el Espíritu del Universo contribuye con «el aliento de vida».” [LU, 34:2.5]
Jesús, un Hijo Divino encarnado en el Planeta Tierra, no solo reconoció que toda la vida – la suya incluida – es un legado del Todopoderoso, sino que también la veneró como tal, con un corazón rebosante de gratitud. Él comprendió que todas las dotes divinas tienen una aplicación práctica para el bienestar colectivo.
Él fue un modelo impecable de lo que es ser un don viviente – una bendición eterna para las generaciones pasadas, presentes y futuras. Su vida fue una revelación impactante del poder intrínseco del amor en acción e interacción.
Su muerte en la cruz no fue un regalo de despedida, dado que Él sigue dando de Sí mismo post-mortem – como harás tú en el estado de perfección. Todas sus respiraciones y latidos de su corazón fueron parte de una cadena de custodia ininterrumpida de amor, que comenzó cuando Él voluntariamente se ofreció para encarnar entre ustedes, escribiendo así un amoroso prefacio en el libro de su vida humana. Él nunca dejó de actuar de manera exhaustiva: intencional, reflexiva, compasiva y proactivamente.
Las palabras que cerraron el capítulo final de su estadía terrestre fueron: “¡Padre, en tus manos, Encomiendo mi espíritu!” Así Él consagró su último aliento para que sirviera de vehículo hacia su próxima, y gloriosa plataforma operativa. Le entregó a Dios lo que pertenecía a Dios: la más pura y preciosa sustancia fuera del alcance sacrílego de sus torturadores y verdugos. Hasta en el final de su gloriosa Carrera en la carne, Él se esforzó por adicionar más almas a la ofrenda de regreso a casa, que humildemente puso en el altar divino.”
Traducido por Silvia Adriana Cohane.
© Grupo de Progreso 11:11.
No importa cuál sea la pregunta, la respuesta siempre es El Amor.