Urantia, 4 de Enero, 2014 (fecha de transcripción).
Maestro: El Amado.
Tema: “Escuchando entre palabras.”
Recibido por Lytske.
El Amado: “Por tu deliberada apertura hacia Mí y por tu disposición para ‘escuchar’ Mis palabras, es que puedo instruirte. Es necesario que exista una buena disposición de tu parte para separar tiempo en tu ajetreado día, para voltear hacia adentro y dejar que los afanes del momento se deslicen de tus hombros. Ven a Mí como un niño pequeño, ansioso por aprender. Tengo mucho que enseñarte, y cada vez que escuchas Mi voz, tu interés alcanza su punto máximo, aunque no sabes qué esperar. Lo mejor es no anticipar nada, y sin embargo esperar todo, porque Yo lo sé todo, ya que soy parte de Dios.
“No seas fácilmente influenciable por los mortales que aparentan saberlo todo, y a quienes les gusta sonar impresionantes, con discursos religiosos eruditos que no tocan el corazón. De igual manera, es importante que hables solo con palabras de verdad, las cuales harán resonar vibraciones en el corazón de alguien más. Sé siempre cuidadoso cuando ‘aterrices’ inesperadamente en situaciones en las que, de pronto, la conversación tome un giro hacia un nivel superior. Llámame cuando la verdad necesite ser dicha, y yo hablaré por ti. De esta manera, el oyente tal vez pueda recoger un bocado de esperanza y regocijo de la conversación, para tomarlo en su corazón, y así estas palabras puedan ser nuevamente recordadas y sigan siendo reconfortantes.
“A menudo, cuanto menos se diga, y cuanto más preciso sea, las palabras se hacen más valiosas. Demasiadas palabras dichas en este planeta son inútiles, vacías y sin sentido, pues no provienen de un corazón amoroso y abierto. Usa un mayor discernimiento en las conversaciones, acerca de con quién hablas y cuáles son las necesidades de su alma.
“Sí, te escucho decir, ‘¿cómo hago esto?’. Simplemente es cuestión de observación y de ‘escuchar entre las palabras’, por así decirlo.
“Los humanos se han hecho muy hábiles para ocultar su verdadera identidad, principalmente debido al miedo, pues fueron heridos en el pasado, lo cual les hizo cerrar sus corazones. Puedes ver esto en su postura, ya que tienden a encorvarse hacia adelante cuando se levantan y caminan, con el ‘pecho hundido’ para proteger al corazón. Sé muy amable y considerado en tus conversaciones, para que tengas tiempo de mirar en sus corazones, y tal vez aliviar un poco su carga.
“Comencemos a seguir el ejemplo de Jesús, quien hizo el bien y repartió esperanza y alegría a dondequiera que fuera, cuando caminó en esta tierra hace unos 2000 años. Párate alto y recto, en toda la gloria del ser y acepta que eres hijo de un Dios amoroso.”
Traducido por Perla Téllez Garza.
© Grupo de Progreso 11:11.
Todos somos uno en nuestra Raíz Espiritual de origen — ABC-22, 1972.