Alberta, Canadá, Mayo 15, 2013.
Tesoros de Prometeo - XIII.
Tema: “Cultivando el bienestar – Parte I – La crianza del niño viable.”
Recibido por Renée.
Maestro Prometeo: “El bienestar es una palabra que puede aplicarse a todas las situaciones en las que un ser humano debe tomar una decisión, pues la elección de servir se presenta una y otra vez a cada hijo en las esferas evolutivas. El individuo conscientemente ético, que se esfuerza y es espiritualmente receptivo, conoce en cierto grado las potencialidades de la toma de decisiones por el intelecto rudimentario desarrollado en cada elección experiencial. El ser humano de mente promedio ciertamente posee un libre albedrío, otorgado cuando se le dio el regalo de la personalidad, en el nacimiento y no antes de este. Enseñar al niño a tomar decisiones que consideren el bienestar de los demás, es de suma importancia. Tal como se afirma en los Documentos de Urantia, el Regalo del Ajustador del Pensamiento no llega sino hasta que el niño humano hace su primera elección moral.
“Un infante desarrolla la capacidad de comunicarse, lo cual precipita el aprendizaje a través de la toma de decisiones. Los padres deben ser conscientes del hecho de que son miembros de una comunidad que apoya a la familia, y por lo tanto deben enseñar a sus hijos a tomar decisiones responsables dentro de la comunidad. El ‘bien común’ debe considerarse como la mayor prioridad, antes de tomar una decisión con el potencial de afectar a toda la comunidad.
“Los primeros años del desarrollo se centran en la alimentación de la mente, el vehículo físico y las necesidades emocionales, psicológicas y sociales del niño. El sentido del yo en el niño no es más que la semilla de la conciencia, una conciencia estrecha y necesariamente auto-centrada. Las necesidades del niño estimulan a los padres humanos a dedicar tiempo y energía, pero aún más importante, amor. Este ‘yo’ podría llamarse ‘ego’, pero sería más apropiadamente descrito como la semilla de una ‘conciencia’ mayor. Los dedicados esfuerzos de los padres humanos, la Espíritu Madre y Serafines, que tienden a asistir a los niños pequeños, y las energías sobreprotectoras y tranquilizantes de Cristo Miguel, nuestro Soberano del Universo, se requieren para hacer que la semilla crezca y se convierta en una conciencia expandida. La personalidad depende de esta conciencia expandida.
“El Espíritu de la Verdad –el Regalo de Cristo Miguel a Sus hijos en Urantia después de Su resurrección (o más apropiadamente dicho, después de la traslación de Su misión mortal de Auto-otorgamiento)–, comienza a trabajar en coordinación con los Espíritus Ayudantes de la Mente de la Espíritu Madre, tan pronto como el niño tiene la suficiente conciencia de sí mismo y de su capacidad para responder a estímulos y crear ‘formas de pensamiento’ que expresen sus necesidades y sentimientos. ¡Las necesidades de la personalidad autoconsciente del niño humano no son simplemente físicas!
“La personalidad-niño desea, por encima de todas las demás necesidades, la aceptación, el afecto amoroso y la atención de sus padres. El niño también requiere fundamentalmente, y merece, protección y seguridad. El niño solo puede prosperar si se cumplen ciertas condiciones principales: en primer lugar, un entorno seguro y afectuoso; en segundo lugar, actitudes de aceptación y cuidado por parte de los responsables de la crianza; en tercer lugar, la alimentación que estimula el crecimiento del cuerpo, del intelecto mental, y de la inteligencia social, emocional y espiritual.
“Las condiciones de seguridad, aceptación, alimentación, y el compromiso –la responsabilidad– ante las necesidades del niño, deben ser suficientemente satisfechas para que exista un ‘niño viable’, que anhele aprender más allá del pre-requisito vital de las simples habilidades de supervivencia animal.
“Somos Prometeo y amigos.”
Traducido por Perla Téllez Garza.
© Grupo de Progreso 11:11.
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